La pasión puede desvanecerse por múltiples razones, y no, no siempre es tu culpa o la de tu pareja. ¡Resulta que ciertos factores externos pueden estar interfiriendo con ese fuego interior!

Primero, la rutina. Sí, esa vida ajetreada puede estar pasándote factura. Las exigencias diarias, el cuidado de los hijos o simplemente el cansancio, pueden reducir ese deseo ardiente que alguna vez sentiste. ¡No desesperes! A veces solo es cuestión de reenfocarse y encontrar esos momentos íntimos.

¿Te sientes más ansioso o deprimido últimamente? Los trastornos psiquiátricos como estos pueden extinguir esa llama. Pero no te preocupes, hay soluciones. Habla con tu médico sobre la medicación y los posibles efectos en tu libido.

Y no olvidemos a los cambios hormonales. Esos silenciosos saboteadores pueden estar jugando contigo. Estrógenos para las damas y testosterona para los caballeros: cuando algo anda mal, la pasión puede irse por el desagüe.

Por último, ciertas comorbilidades como enfermedades neurológicas o cardíacas, pueden estar minando tu deseo sexual sin que te des cuenta. ¡La clave está en estar informado!

Así que, antes de culpar a Cupido, revisa estos factores y busca soluciones. La chispa se puede reavivar. Solo necesitas saber dónde buscar.