La boxeadora argelina Imane Khelif ha presentado una denuncia formal ante la Fiscalía de París, acusando a la autora J.K. Rowling y al empresario Elon Musk de ciberacoso agravado. Esta acción legal surge después de una serie de publicaciones en la plataforma X, dirigida por Musk, donde ambos personajes influyentes lanzaron acusaciones falsas contra Khelif durante los Juegos Olímpicos de París.

La atleta, que fue objeto de una campaña masiva de difamación, enfrentó ataques que cuestionaron no solo su género, sino también su derecho a competir en los Juegos. Entre las figuras destacadas que la acosaron en línea se encuentran Rowling y Musk, quienes sugirieron que Khelif era un hombre haciéndose pasar por mujer para obtener una ventaja en la competición, afirmación que nunca ha sido demostrada.

El abogado de Khelif, Nabil Boudi, confirmó a Variety que tanto Rowling como Musk están siendo investigados por estos presuntos actos de ciberacoso agravado. Según Boudi, la denuncia podría extenderse a otras personalidades que participaron en la campaña difamatoria, incluido el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En una de las publicaciones más polémicas, Rowling, conocida por sus controversiales opiniones en redes sociales, acusó a Khelif de ser "un hombre que se aprovecha de la angustia de una mujer a la que acaba de darle un puñetazo en la cara". Estas declaraciones, realizadas tras el combate entre Khelif y la italiana Angela Carini, fueron duramente criticadas y ahora podrían llevar a Rowling y Musk a enfrentar un juicio si el fiscal lo considera necesario.

Este caso ha desatado un debate sobre el papel de las figuras públicas en la difusión de odio y desinformación en las redes sociales. A medida que la investigación avanza, la pregunta en el aire es: ¿Qué debe suceder para que las personas dejen de propagar odio y desinformación en línea?