La nación sudamericana de Ecuador, antes celebrada por sus destinos turísticos pacíficos y sus exportaciones de plátanos, enfrenta hoy una realidad alarmante: se ha convertido en un punto neurálgico en el comercio mundial de drogas. Un informe detallado de la BBC ilustra cómo este cambio está reconfigurando la sociedad y la economía del país.

Ecuador, con su posición geográfica estratégica, limita con Colombia y Perú, los mayores productores de coca, el ingrediente principal de la cocaína. Este hecho ha transformado al país en lo que InSight Crime describe como "la supercarretera de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa". El cambio se acentuó tras el acuerdo de paz de 2016 entre las FARC y el gobierno colombiano, que desplazó las rutas del narcotráfico hacia el territorio ecuatoriano.

La creciente influencia de las bandas de narcotraficantes ha traído consigo una ola de violencia. La tasa de homicidios en Ecuador se ha cuadruplicado entre 2016 y 2022, según datos de la UNODC. La violencia se concentra especialmente en zonas urbanas pobres, donde niños y adolescentes son atraídos por el poder ilusorio de las bandas criminales.

Lo que ocurre en Ecuador refleja una tendencia mundial de crecimiento en la demanda y producción de cocaína. Según la UNODC, el consumo global de drogas ilícitas ha aumentado en un 23% en la última década. Este aumento en la demanda global ha llevado a que países como Ecuador se conviertan en centros cruciales para la distribución de narcóticos.