El 8 de marzo: Un día de lucha, no de celebración


Más que felicitaciones, es un llamado a la justicia
Cada 8 de marzo, el mundo recuerda la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos. Aunque muchas personas lo ven como una celebración y entregan flores o regalos, en realidad es una fecha de protesta y memoria. Se conmemora en honor a las mujeres que, a lo largo de la historia, han exigido mejores condiciones de vida, igualdad de oportunidades y el respeto de sus derechos.
El origen del Día Internacional de la Mujer se remonta a principios del siglo XX, cuando las trabajadoras comenzaron a organizarse para exigir mejores condiciones laborales. Un evento clave ocurrió el 8 de marzo de 1908 en Nueva York, cuando 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Cotton mientras protestaban por jornadas laborales más justas y el derecho a formar sindicatos. Este trágico suceso marcó la historia y puso en evidencia la explotación laboral que sufrían las mujeres en aquella época.
Dos años después, en 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Dinamarca, la activista alemana Clara Zetkin propuso establecer un día para recordar la lucha de las mujeres. Un año después, el 19 de marzo de 1911, se realizaron las primeras manifestaciones en países como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. En esos eventos, miles de mujeres exigieron derechos laborales, participación política y mejores condiciones de vida.
A lo largo del siglo XX, la lucha feminista continuó ganando fuerza y el 8 de marzo se convirtió en una fecha emblemática. En 1975, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo reconoció oficialmente como el Día Internacional de la Mujer. Desde entonces, cada año se realizan marchas, actos de memoria y campañas para visibilizar las desigualdades que aún persisten.
A pesar de los avances en derechos políticos, laborales y sociales, las mujeres siguen enfrentando violencia de género, brechas salariales y falta de representación en espacios de poder. Según datos de la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, y en muchos países, la diferencia de salarios entre hombres y mujeres sigue siendo significativa.
Por estas razones, el 8 de marzo no es una fecha para celebrar, sino un día para recordar a quienes han luchado y seguir exigiendo cambios. Muchas mujeres salen a marchar para exigir justicia por los feminicidios, reclamar igualdad de oportunidades y denunciar la discriminación en distintos ámbitos.
Regalar flores o felicitar por "ser mujer" desvirtúa el verdadero significado de esta fecha. Lo importante es reflexionar sobre los desafíos que aún existen y sumarse al cambio desde diferentes espacios. La historia ha demostrado que la lucha de las mujeres ha logrado avances significativos, pero todavía queda mucho por hacer para alcanzar una sociedad más justa e igualitaria.
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