El presidente de Ecuador ha tomado la decisión de movilizar a las fuerzas militares en un esfuerzo por restaurar la paz en las calles del país tras una serie de violentos incidentes. Hombres armados han atacado el canal de televisión TC en Guayaquil, tomando como rehenes a su personal durante una transmisión en vivo, un acto seguido por incursiones en universidades y otras instituciones públicas, así como saqueos en la capital, Quito.

Este clima de inseguridad surge en el contexto de un estado de excepción declarado el lunes, tras graves disturbios en seis cárceles, incluyendo secuestros de policías y la fuga de líderes de dos grandes bandas delictivas. Estos eventos subrayan una crisis de seguridad que ha empeorado en los últimos tres años, alcanzando un récord histórico de homicidios en 2023.

Los centros penitenciarios han servido como cuarteles generales para más de 20 bandas criminales, algunas de las cuales están ligadas a los carteles de drogas de México y Colombia. La corrupción, alimentada por el narcotráfico, ha infiltrado diversos niveles de la sociedad y las instituciones, permitiendo fenómenos como la reciente fuga de Adolfo Macías, conocido como "Fito", líder de Los Choneros.

El presidente Daniel Noboa, quien asumió el cargo hace mes y medio con un enfoque en la seguridad y la economía, ha propuesto medidas contundentes para combatir el crimen organizado, incluyendo la idea de cárceles flotantes para aislar a los criminales más peligrosos. Sin embargo, la respuesta de las bandas ha sido rápida y violenta, buscando demostrar su poder y desafiar la autoridad del Estado.

En este contexto de crisis, el gobierno ha declarado un estado de excepción de 60 días, marcando un esfuerzo por reforzar la seguridad y enviar un mensaje claro a las bandas criminales de que el Estado mantiene el control. La situación sigue siendo fluida y se espera que en los próximos días haya más actualizaciones sobre las medidas que el gobierno tomará para enfrentar esta ola de violencia e inseguridad.