¿Tu papá fue atleta? La ciencia dio una pista sorprendente. Investigadores de la Universidad de Nanjing reportaron que el impulso a moverse pudo pasar de padres a hijos vía microARN del esperma. El trabajo fue publicado el lunes 6 de octubre de 2025 en Cell Metabolism. Los ensayos se hicieron en ratones y los resultados fueron contundentes. Las crías de machos entrenados mostraron más resistencia al ejercicio. También presentaron mejor adaptación metabólica que las crías de padres sedentarios. El equipo señaló que pequeños microARN del esperma llevaron mensajes a los embriones. Esos mensajes reprogramaron genes ligados a energía y rendimiento. Para probarlo, inyectaron microARN de machos entrenados en cigotos normales. Las crías nacidas de esos cigotos rindieron más sin entrenamiento extra. Otra prueba usó ratones modificados con un potenciador de función mitocondrial. Sus descendientes corrieron mejor aun cuando no heredaron esa modificación. Los autores describieron a los microARN espermáticos como portadores de información epigenética entre generaciones. El mecanismo apuntó a rutas que quitan frenos moleculares al metabolismo, como NCoR1. Según el artículo, la cascada elevó la biogénesis mitocondrial y el uso de glucosa. Los científicos destacaron que el hallazgo abre preguntas sobre qué hábitos paternos dejan huella. También sugirieron revisar estilos de vida antes de la concepción. La idea es que entrenar podría favorecer la salud de los futuros hijos. La investigación despertó interés porque cruza ejercicio, herencia y prevención de obesidad o diabetes. Por ahora, el efecto se vio en animales y los expertos pidieron cautela al extrapolarlo a humanos.