El Gobierno de Daniel Noboa asegura que Ecuador tendrá 979,5 megavatios extra para evitar apagones en 2025, pero expertos advierten que gran parte de esa energía aún no existe o enfrenta retrasos. La promesa se basa en fuentes térmicas que no dependen del clima, pero la realidad pinta otra cosa. Al menos 241 megavatios provienen de contratos con empresas como Progen y Austral, que están en líos legales, retrasos técnicos y enfrentan cancelaciones. Progen incluso ya pidió arbitraje internacional tras ser excluida por el Gobierno. Por otro lado, otros 260 megavatios están en proceso de licitación recién abierta, y los generadores que se instalen solo podrían entrar en operación en 2026. Así, de los 979,5 megavatios prometidos, más de la mitad son todavía inciertos. El país necesita al menos 4.220 megavatios para enfrentar el estiaje de septiembre, pero con lo que se tiene ahora, apenas se alcanzan 3.100, lo que dejaría un déficit de más de 1.100 megavatios. Eso se traduce en posibles cortes de hasta cinco horas al día, según el especialista Ricardo Buitrón. A esto se suma la central Toachi-Pilatón, que aunque ya está operativa, solo aportaría unos 100 megavatios en temporada seca. El resto de proyectos depende de mantenimientos, gas inexistente o turbinas que no funcionan con el sistema eléctrico ecuatoriano. En Machala, por ejemplo, se planean 75 megavatios a gas, pero ni siquiera se sabe si hay suficiente combustible. La central más grande del país, Termogas Machala, opera al 30% por falta de gas. Petroecuador no puede cubrir la demanda y Ecuador no tiene cómo importar gas rápido. Mientras el Gobierno mantiene su discurso optimista, la realidad técnica y logística del país deja muchas dudas. Todo dependerá del clima, de Colombia —que también atraviesa sequía—, y de que proyectos retrasados logren encenderse milagrosamente en los próximos meses.