En el bolsillo de un piloto nazi derribado durante la Segunda Guerra Mundial, se hallaron pastillas de metanfetamina, revelando el secreto largamente sospechado de la Luftwaffe: el uso de estimulantes para mantener a sus aviadores alerta.

No fue hasta la Guerra del Golfo en 1990-91 que la dextroanfetamina, un derivado de la metanfetamina, resurgió como un estimulante clave para los pilotos en misiones de bombardeo. Sin embargo, el uso continuado de anfetaminas planteó serias preocupaciones debido a su potencial adictivo y los efectos secundarios adversos.

En la búsqueda de alternativas menos adictivas, se introdujo el modafinilo, originalmente desarrollado para tratar la narcolepsia. Este fármaco, utilizado por los pilotos del ejército estadounidense y otros, ofrece una solución para la fatiga sin los efectos secundarios severos de las anfetaminas. A pesar de sus contraindicaciones, como sudoración y dolores de cabeza, se ha demostrado que mejora el rendimiento cognitivo y mantiene la alerta durante periodos prolongados.

Las fuerzas aéreas enfrentan un desafío continuo para equilibrar la alerta y el descanso de sus pilotos. En este contexto, las "píldoras go" como el modafinilo y las "píldoras no go" (somníferos) son herramientas cruciales. La sincronización precisa entre el estado de alerta y el sueño es vital en operaciones de alto riesgo, lo que hace del modafinilo una opción valiosa en el arsenal de la medicina militar aérea.