En solo dos meses de funciones, la bancada de Acción Democrática Nacional (ADN) ya protagonizó un escándalo que obligó a tomar decisiones urgentes. La contratación de parientes de legisladores en la Asamblea encendió las alarmas. Frente a las críticas, anunciaron la creación de un nuevo código de ética solo para su grupo. Adrián Castro, asambleísta por Azuay, dijo que el documento está listo y que establece reglas más estrictas que la misma Ley de la Función Legislativa. El detonante fue el listado de funcionarios despedidos que publicó el presidente de la Asamblea, Niels Olsen. Ahí se reveló que varios estaban relacionados con asambleístas del oficialismo. Dominique Serrano, joven legislador de ADN, tenía trabajando a su mamá y hermano. Ambos ya renunciaron. El tema llegó hasta la Comisión de Transparencia el 2 de julio. El código de ADN contempla formar un comité interno que analizará las denuncias que lleguen. Aunque ya no se podrá sancionar a los involucrados en este escándalo, el mensaje es claro: quieren lavarse la cara. Castro aseguró que apoya una investigación fuerte y castigos para quienes resulten responsables. Pese al revuelo, hasta ahora no hay ninguna denuncia formal en el Comité de Ética. La ley prohíbe a los legisladores gestionar empleos para sus familiares, y hacerlo puede costarles el puesto. Además, si mintieron en sus declaraciones, podrían enfrentar procesos por tráfico de influencias o perjurio. ADN intenta recomponer su imagen, pero el daño ya está hecho. Ahora toca ver si este nuevo reglamento será aplicado con firmeza o quedará en letra muerta.