La PUCE revela una cifra que sacude a las universidades de Ecuador. Cuatro de cada diez personas dicen haber vivido acoso sexual en el entorno académico. El estudio se aplicó a 800 estudiantes, docentes y personal administrativo. Ocho de cada diez víctimas son mujeres o personas de diversidades de género. La investigadora Graciela Ramírez recalca que el problema atraviesa a todas las instituciones. Ella explica que los testimonios cargan un peso emocional que los números dejan ver. Muchas afectadas normalizaron la violencia y aun así sus malestares estuvieron presentes. La investigación muestra impactos fuertes en la salud mental. Más de la mitad reporta ansiedad, miedo persistente y problemas para concentrarse. Esos efectos golpean decisiones profesionales, rendimiento y confianza en la universidad. En lo académico, el 92% siente miedo de volver a clases. El 49% admite errores por la preocupación constante. El 34% recibió amonestaciones ligadas a ese deterioro emocional. Ramírez atribuye el origen a estructuras patriarcales que imponen roles rígidos. Frases cotidianas como “corres como niña” o “no te comportes como gay” sostienen esas jerarquías. Apenas cuatro de cada diez víctimas busca apoyo psicológico. Influyen sistemas saturados, costos altos, estigmas y un país con 0,92 psicólogos por cada 100.000 habitantes. La PUCE cuenta desde 2018 con un Protocolo de Actuación frente a violencia de género. Este instrumento activa el caso, impulsa procesos disciplinarios y ofrece acompañamiento emocional, psicológico, legal y espiritual. La publicación coincide con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y busca guiar políticas reales.