En un giro inesperado en el mundo del espectáculo y la sostenibilidad ambiental, Taylor Swift se encuentra en el centro de una controversia legal. Jack Sweeney, un estudiante de Florida, ha estado exponiendo las rutas de vuelo de multimillonarios, incluido Swift, señalando la considerable huella de carbono que dejan con sus aviones privados. Sin embargo, la respuesta de los abogados de Swift ha sido una amenaza de emprender acciones legales, alegando acoso y daño irreparable a la artista.

El monitoreo de Sweeney, que comparte datos públicos de la Administración Federal de Aviación, ha causado un gran revuelo. Esta situación no es nueva para él, ya que personalidades como Elon Musk también han expresado su descontento por el seguimiento de sus vuelos, llegando incluso a suspender su cuenta de Twitter en diciembre de 2022.

Por su parte, Taylor Swift ha sido criticada anteriormente por las emisiones de sus vuelos privados. En un intento por mitigar el impacto, adquirió bonos de carbono para compensar el doble de los viajes de su gira 'The Eras Tour', aunque esta solución ha sido cuestionada por especialistas.

Este caso plantea un debate ético y ambiental: ¿Es justo que figuras públicas como Swift demanden privacidad en asuntos que tienen un impacto directo en el medio ambiente? ¿Pueden considerarse los datos de vuelo como una violación de la privacidad cuando están relacionados con cuestiones de interés público como la contaminación ambiental? Este conflicto entre privacidad y transparencia sigue generando preguntas y polarizando opiniones.