Un reciente descubrimiento ha dejado atónitos a los científicos y entusiastas del océano. Un tiburón marrajo sardinero de 7 pies (2.1 metros) fue devorado por un depredador aún más grande, y todo quedó registrado gracias a la avanzada tecnología de rastreo que monitoreaba al animal. Este acontecimiento tuvo lugar cerca de las aguas profundas de las Bermudas, donde el mar sigue guardando muchos misterios.

El tiburón, que estaba embarazado, fue capturado en octubre de 2020 cerca de Cape Cod, Massachusetts, y equipado con dos dispositivos de rastreo. Uno de estos dispositivos estaba colocado en su aleta dorsal para monitorear su ubicación, mientras que el otro era una etiqueta satelital que medía la temperatura y la profundidad a la que nadaba. Todo parecía normal hasta que, cinco meses después, la etiqueta dejó de transmitir y surgió un hallazgo sorprendente.

Los científicos notaron que, en los días previos a la desaparición de la etiqueta, el comportamiento del tiburón cambió drásticamente. Empezó a moverse de forma errática, con inmersiones inusuales y un aumento inesperado en la temperatura, algo raro considerando las profundidades a las que se encontraba. Después de analizar los datos, los investigadores llegaron a una sorprendente conclusión: el tiburón había sido devorado por otro depredador, posiblemente un tiburón blanco o un tiburón mako de aleta corta, especies conocidas por su gran tamaño y ferocidad.