Tokio ha tomado una medida drástica para combatir la crisis demográfica que afecta a Japón. La gobernadora Yuriko Koike anunció la implementación de una semana laboral de cuatro días para los empleados públicos, una iniciativa que busca incentivar la fertilidad y hacer frente a los bajos índices de nacimientos en el país.

Esta nueva medida permitirá a los trabajadores disfrutar de tres días libres a la semana, con el fin de que puedan pasar más tiempo en familia y tener una mejor calidad de vida. Además, se ofrecerá a los padres de niños hasta tercer grado de primaria la posibilidad de renunciar a una parte de su salario para salir más temprano del trabajo y dedicar más tiempo a sus hijos.

El gobierno de Tokio ha explicado que esta reforma busca garantizar que nadie tenga que abandonar su empleo o carrera profesional por el nacimiento de un bebé o por el cuidado de los niños. La gobernadora Koike señaló que este es un paso crucial para revisar los estilos de trabajo con mayor flexibilidad , en tiempos donde la economía y el bienestar de los ciudadanos se encuentran en peligro por la baja tasa de natalidad.

Este cambio se produce en medio de una grave crisis sociodemográfica en Japón, donde el número de nacimientos ha caído distribuido. En la actualidad, la tasa de fertilidad en Japón es de 1,2 hijos por mujer, muy por debajo de los 2,1 necesarios para mantener una población estable. Además, la población envejece rápidamente , lo que agrava aún más la situación.

A pesar de los esfuerzos del gobierno japonés por incentivar a los jóvenes a formar familias mediante subsidios y otros beneficios, los resultados han sido mínimos. Los altos costos de vida, la estricta cultura laboral y la presión social sobre las mujeres para equilibrar su vida profesional y familiar han sido factores clave que han desincentivado la formación de nuevas familias .

En este contexto, la semana laboral de cuatro días surge como una solución innovadora para enfrentar esta grave problemática. El gobierno espera que este cambio logre aumentar la calidad de vida de los ciudadanos y, a largo plazo, contribuya a una mejora en la tasa de natalidad. Aunque la medida está pensada para los trabajadores del sector público, se espera que pueda expandirse a otras áreas del país si resulta exitoso.

Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Será esta la solución definitiva para la crisis de natalidad de Japón?