El derrumbe del puente Baltimore ha dejado una estela de dolor y desesperación. Tras intensas labores de búsqueda, buzos lograron hallar los cuerpos de dos obreros latinoamericanos, Alejandro Hernández Fuentes y Dorlian Ronial Castillo Cabrera, sumergidos en una camioneta roja a 7,5 metros de profundidad en las gélidas aguas del puerto de Baltimore. El sonar revela un panorama desolador, con vehículos atrapados entre los escombros de la estructura colapsada.

El desastre, que tuvo como escenario al barco "MV Dali", bloqueó uno de los puertos comerciales más importantes de EE. UU. La rápida acción policial, que cerró el tráfico justo antes del impacto, probablemente evitó más víctimas mortales. Sin embargo, ocho valientes trabajadores se vieron atrapados, solo dos fueron rescatados con vida.

La identidad de los desaparecidos, provenientes de México, Guatemala, El Salvador y Honduras, resalta la dimensión internacional de esta tragedia. "Todos son hombres humildes y trabajadores", declara Jesús Campos, compañero de los obreros de la empresa Brawner Builders. La incertidumbre y el dolor embargan a las familias, como en el caso de Miguel Luna, padre de tres hijos, cuyo paradero aún se desconoce.

Mientras tanto, las investigaciones avanzan para esclarecer las causas del colapso. La tripulación del "MV Dali" colabora con las autoridades, aunque la presencia del barco en el puerto plantea riesgos ambientales. La reconstrucción del puente se vislumbra como un desafío monumental, con repercusiones en la economía regional. El presidente Biden promete una pronta reconstrucción, consciente del impacto en la cadena de suministro y el tráfico por carretera.