Un simple acto descuidado ha desatado una crisis inesperada en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, en Nuevo México, Estados Unidos. Un turista dejó caer una bolsa de Cheetos en una de las cuevas protegidas, lo que provocó un impacto ambiental significativo.

El maíz procesado de los Cheetos, que se ablandó con la humedad de la cueva, creó un "ambiente ideal" para el crecimiento de microorganismos y hongos, según un comunicado emitido por el Parque. Estos cambios, aunque sutiles, alteraron el frágil equilibrio del ecosistema subterráneo.

En el tercer párrafo, el parque señaló que la presencia de estos residuos alimenticios atrajo insectos como grillos, ácaros y arañas, que formaron una cadena alimentaria temporal dentro de la cueva. Como resultado, los mohos se propagaron, florecieron, murieron y generaron olores inusuales, afectando la dinámica del lugar.

Los guardabosques tardaron 20 minutos en limpiar los residuos y mohos, pero el daño ya estaba hecho. Este incidente resalta la importancia de respetar las normas de conservación del parque, que prohíben el consumo de alimentos en su interior para evitar estas alteraciones.

El Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, que alberga la cámara subterránea más grande de América del Norte, recibe alrededor de 400,000 visitantes al año. Sin embargo, algunos expertos, como el profesor Andy Baker de la Universidad de Nueva Gales del Sur, sugieren que incluso la más mínima intervención puede tener consecuencias duraderas en estos ecosistemas extremos.

¿Deberían restringir el acceso a estos espacios naturales únicos? El debate está abierto.