Vladimir Putin, actual presidente de Rusia, ha marcado un nuevo hito en la historia política rusa al anunciar su candidatura para un quinto mandato presidencial. Esta decisión, anunciada oficialmente por la Comisión Electoral Central de Rusia, coloca a Putin en el centro de un escenario político cada vez más controvertido.

Desde su primer mandato en el año 2000, Putin ha sido una figura dominante en la política rusa. Tras un breve período como primer ministro, ha mantenido su influencia sobre el Kremlin, desafiando los límites del poder político. En 2020, una reforma constitucional le permitió presentarse nuevamente a las elecciones, abriendo la puerta a una posible presidencia hasta 2036.

La Comisión Electoral ha confirmado que solo el 0,15 % de las firmas recolectadas para su candidatura eran inválidas, muy por debajo del máximo permitido. Este detalle técnico contrasta con las acusaciones de la oposición, que cuestiona la legitimidad de su candidatura y el apoyo popular declarado.

Putin se presenta como candidato independiente, aunque cuenta con el respaldo del partido Rusia Unida, que domina el Parlamento ruso. Su popularidad, según encuestas oficiales, sigue siendo alta, con una aprobación del 80%. Sin embargo, su liderazgo no está exento de críticas y controversias, especialmente en el contexto de la situación en Ucrania y las tensiones internacionales.

Entre sus oponentes destaca Boris Nadezhdin, un político liberal que ha recibido el apoyo de la oposición, incluidas figuras destacadas como la esposa de Alexéi Navalni, Yulia Navalni. Nadezhdin, crítico de la guerra en Ucrania, ha logrado reunir más de 200.000 firmas para su candidatura, superando ampliamente el requisito mínimo.

Las elecciones presidenciales, programadas para el 17 de marzo, prometen ser un evento clave en la política rusa. Con Putin buscando consolidar su liderazgo y la oposición esforzándose por ofrecer una alternativa, el futuro político de Rusia está en juego.