El país de Honduras está lidiando con un estremecedor incremento en la violencia, tras el asesinato de 21 personas en solo 24 horas. Este fin de semana fatídico ha llevado a la presidenta Xiomara Castro a decretar un toque de queda en Choloma y en San Pedro Sula, dos de las ciudades más grandes del país centroamericano.

La violencia alcanzó su punto máximo con una masacre en el municipio de Choloma, donde 13 personas perdieron la vida en un billar. Adicionalmente, otras 8 personas fueron asesinadas en distintos incidentes en el norte del país.

Para enfrentar esta situación alarmante, la mandataria también ha lanzado una operación policial llamada "Candado Valle de Sula" para recuperar las áreas tomadas por las pandillas y controlar la violencia en la zona norte.

Esta crisis se suma a una creciente ola de violencia que ha sacudido al país durante el último año, con el estado de excepción vigente en más de la mitad del territorio hondureño desde diciembre del año pasado.

Los eventos recientes, incluyendo el brutal asesinato de 46 reclusas en una prisión cercana a Tegucigalpa, han despertado preguntas sobre la eficacia de las estrategias de seguridad del gobierno y la influencia del llamado "efecto Bukele", refiriéndose a las medidas de seguridad del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.