La Refinería de Esmeraldas, la más grande del Ecuador, vive uno de sus peores años.En menos de cinco meses, ha sufrido un incendio, un sismo y fallas técnicas que la mantienen fuera de operación.El último golpe fue el incendio del 26 de mayo, que obligó a evacuar a trabajadores y vecinos.Aunque el fuego fue controlado, las operaciones siguen suspendidas.El COE Nacional se activó para atender la emergencia.Antes, un sismo de magnitud 6.1 el 25 de abril dañó hornos clave, paralizando la planta.Además, el mantenimiento iniciado en septiembre de 2024 se extendió más de lo previsto por fallas inesperadas.Entre enero y abril, la refinería operó al 54% de su capacidad, procesando 58.662 barriles diarios, muy por debajo de los 110.000 que debería.Cada día sin operar representa pérdidas estimadas en USD 707.000.La situación obliga al país a importar más combustibles, afectando la economía nacional.Petroecuador no ha anunciado cuándo se reanudarán las operaciones.Mientras tanto, la incertidumbre crece entre los ciudadanos y trabajadores.La refinería es vital para el abastecimiento de gasolina, diésel y GLP en Ecuador.La falta de mantenimiento adecuado y la antigüedad de las instalaciones agravan la crisis.Las autoridades deben tomar medidas urgentes para evitar una catástrofe mayor.La seguridad de miles de personas está en juego.Es hora de actuar con responsabilidad y transparencia.El país no puede permitirse más errores en su principal planta petrolera.La Refinería de Esmeraldas necesita una intervención inmediata y efectiva.La ciudadanía exige respuestas y soluciones concretas.La economía nacional depende de ello.