En el sector de La Coruña, al norte de Quito, un night club que operaba de manera clandestina fue clausurado por tercera vez en menos de 24 horas. La Agencia Metropolitana de Control (AMC), en colaboración con la Policía Nacional, realizó un operativo en el establecimiento, donde encontraron varias irregularidades que dejaron en shock a la comunidad.

Durante la intervención, se descubrió que el club, además de funcionar sin las licencias adecuadas, albergaba en su interior varias armas blancas y promocionaba su actividad ilegal a través de flyers. Pero lo que más indignó a las autoridades y a la ciudadanía fue el hallazgo de dos perros tipo pitbull en la terraza del local, en condiciones deplorables. Los caninos presentaban signos graves de desnutrición, abandono y estaban expuestos a los cambios climáticos sin ningún tipo de protección.

La Unidad de Bienestar Animal (UBA) intervino inmediatamente, rescatando a los animales y trasladándolos al Centro de Atención Veterinaria, Rescate y Acogida Temporal (CAVRAT) para recibir atención médica urgente. Este descubrimiento añadió una carga emocional al operativo, ya que los perros eran víctimas directas de la negligencia del dueño del establecimiento.

Daniela Jerves, directora de Instrucción de la AMC, informó que el propietario del night club, Marlon P., enfrentará un nuevo procedimiento de sanción con una multa de 9.000 dólares debido a la reincidencia en violar la normativa municipal y retirar los sellos de clausura. Además, la AMC presentará una denuncia formal ante la Fiscalía para que se investigue a fondo este caso y se tomen medidas legales más severas contra el responsable.

Este no es el primer incidente con este establecimiento. Hace cinco meses, la AMC ya había iniciado un procedimiento de sanción por no contar con la Licencia Única de Actividades Económicas (LUAE). Sin embargo, a pesar de las multas impuestas y las reiteradas clausuras, el club continuó operando de manera clandestina, engañando a las autoridades y poniendo en riesgo a sus clientes y a los animales que tenían en su poder.

El martes 6 de agosto, se colocó un segundo sello de clausura, el cual fue retirado horas más tarde por el dueño del local. Al día siguiente, en una nueva inspección, las autoridades constataron que el club seguía operando, lo que derivó en una tercera clausura y el inicio de un proceso legal más riguroso.