¿Ruptura amorosa o adicción química? Desentrañamos la ciencia del amor


Los dolores del desamor y la ciencia: cómo nuestro cerebro procesa el final de un amor y se asemeja a una adicción.
Los científicos dicen que el dolor de una ruptura amorosa puede explicarse en términos de química cerebral. Así son los dolores del desamor, explicados por la neurociencia.
Quien ha sufrido una mala ruptura conoce el vacío, la desolación y la confusión. Resulta que ese desamor y la desconexión se viven de manera traumática y se asemejan al síndrome de abstinencia de una droga. No es sólo cosa de poetas: desde un punto de vista neurobiológico, el amor se parece a las drogas.
Cuando una relación termina, especialmente de manera traumática, nuestro cerebro puede obsesionarse de una forma insana con los primeros estadios del amor. Este 'desbarajuste emocional' no es simplemente nostalgia, sino una respuesta química.
La tristeza de una ruptura amorosa activa procesos neuronales específicos en nuestro cerebro. El 'circuito de recompensa cerebral' sigue respondiendo a todo lo que nos recuerda a la persona amada, desempeñando un papel fundamental en la motivación, el deseo, el placer y la valoración afectiva. Desde la perspectiva de la química cerebral, el proceso de ruptura es como volver a enamorarse, pero al revés.
Esta química del cerebro puede llevarnos a comportarnos de forma impulsiva, miserable o estúpida después de una ruptura. Cuando le envías mensajes patéticos a tu ex, o buscas relaciones casuales para llenar el vacío, simplemente estás respondiendo a los desajustes químicos de tu cerebro.
Más allá de la angustia emocional, la ciencia confirma que las rupturas pueden provocar dolor físico real. Los estudios muestran que los estados de tristeza romántica generan actividad en las regiones cerebrales que controlan la angustia y el dolor físico. En casos extremos, este estrés emocional severo puede causar disfunciones serias como el síndrome del corazón roto.
Pero no todo es malo. El dolor es una parte natural del proceso de curación, una señal de que te estás "desintoxicando". Y mientras lidias con el dolor y el síndrome de abstinencia, la química de tu cerebro ya está trabajando para redirigir tu comportamiento, equilibrar tus emociones y poner en marcha tu vida de nuevo. Todo dolor acaba pasando. Es cuestión de tiempo.
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