El Ministerio de Energía de Ucrania informó que una infraestructura de generación térmica en la región de Kiev fue alcanzada en el último ataque ruso. El comunicado aseguró que la ofensiva buscó dejar sin luz y sin calefacción a hogares, hospitales y escuelas en vísperas del invierno. Según EFE, la Fuerza Aérea ucraniana reportó más de 140 drones lanzados durante la noche. De ese total, 26 impactaron en siete localizaciones distintas. Volodímir Zelenski calificó el bombardeo como una prueba de que el Kremlin tanteó la reacción internacional. El presidente agregó que la explosión dañó también la sede del Gobierno en Kiev. En un mensaje a la nación, pidió que las declaraciones de apoyo se convirtieran en hechos. Solicitó más sanciones económicas contra Moscú. También reclamó medidas para frenar la producción de drones kamikaze Shahed. Afirmó que Rusia incrementó esa producción en los últimos meses. El mandatario instó a los aliados a reforzar capacidades ofensivas de largo alcance para Ucrania. La meta, dijo, fue golpear fábricas de drones, refinerías e infraestructuras petroleras rusas. Subrayó que su país necesitaba interceptores y misiles Patriot para contrarrestar los ataques. Según Kiev, una sola noche ya podía incluir hasta 400 drones. EFE indicó que Ucrania logró interceptar alrededor del 80 % de los drones. El país enfrentó mayores dificultades frente a misiles balísticos. La primera ministra, Yulia Sviridenko, mostró a más de 60 diplomáticos los daños en la sede gubernamental. Ella consideró que el ataque marcó una nueva fase al dirigirse directamente contra instituciones estratégicas en la capital. Diplomáticos extranjeros visitaron el lugar y observaron los restos de la ofensiva. Kiev esperaba que la reunión del grupo Ramstein en Londres concretara nuevos paquetes de apoyo militar para reforzar las defensas aéreas.