Se acaba un 2024 durísimo e inicia un 2025 lleno de esperanza


Por Miguel Cabrera
El 2024 ha sido un año excepcionalmente difícil para Ecuador, comparable solo con el año de la pandemia. A diferencia de aquel tiempo de confinamiento, este año hemos estado en casa, pero sin luz. Hemos enfrentado una dura crisis económica con empresas quebradas y miles de personas sin empleo.
El año comenzó con violencia y crisis de seguridad: fugas de prisión, asesinatos de funcionarios públicos y ataques armados que marcaron los titulares. A esto se sumaron eventos políticos y sociales que agitaron aún más la escena: desde la despenalización de la eutanasia hasta graves crisis energéticas y desastres naturales.
A pesar de todo, el 2024 no nos dejó más que incertidumbre y momentos de crisis continua. Las decisiones de la Corte Suprema, junto a las múltiples emergencias nacionales, subrayaron la magnitud de las crisis penitenciarias y energéticas, mostrando un panorama sombrío y la incapacidad de responder eficazmente a los tiempos adversos.
A medida que diciembre llega a su fin, nos preparamos para recibir un 2025 con los brazos abiertos y el corazón lleno de esperanza. Después de un año tan desafiante, solo nos queda trabajar arduamente, empezando con un megaferiado que todos esperamos ayude a aliviar la economía del país.
El 2025 se asoma en el horizonte no como un año prometedor, sino como un desafío al cual enfrentarnos con la esperanza de un futuro mejor. Tenemos la oportunidad de reconstruir y mejorar, aprovechando cada día para crear un Ecuador más fuerte y unido.