El fin del subsidio al diésel abrió un debate sobre el impacto en el costo de vida de los ecuatorianos. Dos informes universitarios llegan a conclusiones opuestas y encienden las alarmas en los hogares. El primero, de la Universidad San Francisco de Quito, afirma que el efecto en los alimentos básicos sería mínimo. El documento explica que el diésel representa apenas una parte del costo total de producción y transporte. Además sostiene que por kilo de carga la cantidad de combustible utilizada es baja. En la leche, el incremento estimado sería de un centavo por litro, equivalente a un 2%. Para el arroz, más dependiente de maquinaria y transporte, el cálculo apunta a 0,04 centavos por kilo, es decir, un 8%. El análisis también incluye a la papa y el banano. Sumando los cuatro productos, la subida proyectada llegaría a 0,35 centavos. Este estudio es de 2019, pero la universidad sostiene que sigue vigente. La institución atribuye los actuales aumentos a los efectos del paro. Señala bloqueos, desabastecimiento y especulación de intermediarios. Estima que esa especulación duraría un mes o, exagerando, dos. Al tratarse de perecibles, esperan que los precios retomen niveles previos. Un cálculo ampliado para 28 productos estima un aumento máximo de entre USD 2 y 3 mensuales. El segundo informe, de un observatorio de la Universidad Central, se opone totalmente a ese panorama. Sostiene que el alza del diésel encarece cada eslabón de la cadena, desde materias primas e insumos hasta bienes finales. Con esa base, proyecta que las familias requerirán USD 103 adicionales al mes cuando el diésel llegue a precio internacional en 2026. En agosto, la canasta familiar se valoró en USD 813. Para enero de 2026, proyectan que la canasta básica superará los USD 900. La proyección incluye bienes primarios y también bienes secundarios. Como telón de fondo, el INEC reporta que la inflación de septiembre en Ecuador cerró en 0,72%. Esa cifra es 0,7% menor que en septiembre del año anterior.