Luis Gerardo Cabrera Herrera es hoy uno de los nombres clave en la Iglesia Católica, y sobre todo, en Ecuador. El arzobispo de Guayaquil fue nombrado cardenal por el papa Francisco el 6 de octubre de 2024, convirtiéndose en el sexto cardenal ecuatoriano de la historia. Recibió el birrete rojo y el anillo cardenalicio el 7 de diciembre del mismo año, en una emotiva ceremonia en la Basílica de San Pedro. Al tener menos de 80 años, participará en el próximo cónclave que elegirá al sucesor de Francisco. Cabrera nació en Azogues en 1955 y desde joven sintió el llamado religioso. Ingresó al noviciado franciscano en Quito y fue ordenado sacerdote en 1983. Estudió en Roma y obtuvo un doctorado en Filosofía. Su lema episcopal es “Verbum Domini Nuntiantes”, que significa “Anunciadores de la Palabra del Señor”. Ha ocupado varios cargos dentro de la Iglesia ecuatoriana y franciscana, como vicemaestro de novicios, director de centros teológicos, y ministro provincial. En Roma también fue consejero general de los franciscanos. Fue arzobispo de Cuenca y, desde 2015, dirige la Arquidiócesis de Guayaquil. Además, preside la Conferencia Episcopal Ecuatoriana desde 2020. Cabrera es conocido por su estilo sencillo y su cercanía con la gente. Tras la muerte del Papa, expresó su dolor y destacó la humildad de Francisco. Confirmó que viajará a Roma para participar del cónclave. Representará a Ecuador en uno de los momentos más importantes de la Iglesia. Su papel será decisivo en la elección del próximo pontífice. El país sigue con atención cada paso del arzobispo. Muchos ven en él una figura firme y espiritual. Mientras el Vaticano se prepara, Ecuador ya tiene voz y voto en la elección del nuevo líder católico. Y esa voz es la del cardenal Cabrera.