El Gobierno decidió trasladar la Comandancia de la Policía Nacional a Guayaquil, y aunque muchos lo ven como una medida desesperada, el ministro José De La Gasca dice que no es por emergencia, sino una jugada estratégica. Según él, el objetivo es plantar cara al narcoterrorismo justo donde más golpea. Guayaquil, Durán y Samborondón, que conforman la temida Zona 8, ya registran 1.585 homicidios solo hasta mayo, un 78 % más que el año pasado. El ministro asegura que, aunque los titulares pinten otra cosa, la violencia está bajando. Pero los hechos gritan lo contrario: solo el 10 de junio, mataron a ocho personas en menos de dos horas. De La Gasca insiste en que el traslado busca dar respuestas fuertes y rápidas. El Gobierno también ordenó mover a Guayaquil a otras unidades policiales y militares que los jefes crean necesarias. Si la violencia se mueve, la Comandancia también podría hacerlo. El ministro dice que los criminales son escurridizos y que la Policía debe anticiparse. Aquí entra en juego la nueva Ley de Inteligencia, que según él no servirá para perseguir a periodistas ni ciudadanos. El propósito sería entender mejor el crimen organizado y atacar antes de que actúe. Pero muchos miran con desconfianza la forma en que se usará esta información. Guayaquil vive con miedo, y aunque el Gobierno insiste en que hay control, los asesinatos no paran. La ciudad parece una zona de guerra, y la estrategia está en prueba. Noboa mueve sus piezas con fuerza, pero el crimen también. Los próximos días serán clave para saber si esta jugada funciona… o no.