Las autoridades identificaron a los dos hombres hallados junto al puente Zamora, en San Jacinto del Búa. Se trató de Wilkinson Andrés García Ortiz, de 24 años, y Robinson Calderón Quila, de 40, ambos colombianos. Los cuerpos fueron encontrados atados y con impactos de bala en la cabeza, con panfletos sobre ellos. La información preliminar indicó que las víctimas se dedicaban al comercio de ropa. Trasladaban mercadería desde Colombia hacia varias ciudades ecuatorianas. Se manejó la hipótesis de que fueron secuestrados en un hotel. Horas después aparecieron a un costado de la vía San Jacinto–San Vicente. La ubicación correspondió a un camino rural de Santo Domingo de los Tsáchilas. Presentaron heridas de arma de fuego en la cabeza, los rostros cubiertos con tela y las manos amarradas. Los cadáveres permanecieron en el Centro Forense de Santo Domingo para las autopsias. Esas pericias buscaron establecer la hora exacta de muerte y el tipo de proyectil utilizado. En la escena, la Dinased levantó siete indicios balísticos calibre 9 mm. También recogió dos panfletos firmados por un presunto grupo de limpieza con mensajes de advertencia. Los textos apuntaban a “lobas” que habrían atacado a “personas inocentes”. La Policía consideró que los signos revelaron una ejecución planificada. Ese patrón encajó con ajustes de cuentas entre grupos delictivos organizados. El fiscal de turno dispuso el levantamiento de los cuerpos y ordenó diligencias urgentes. Moradores escucharon detonaciones entre las 02:00 y 02:30 de la madrugada y no salieron por temor. Por la mañana confirmaron la presencia de los cuerpos y la zona fue cercada para proteger los indicios. La Dinased continuó las pericias y recordó que en 2025 la provincia acumuló 132 muertes violentas, con 31 casos con rasgos de sicariato o ejecuciones extrajudiciales.