Ecuador, el nuevo narcoestado: una transformación alarmante


Ecuador ha pasado de ser un modelo de estabilidad a convertirse en uno de los países más mortales, dominado por el narco
¿Por qué Ecuador es conocido hoy internacionalmente como el más nuevo narcoestado?
Un impactante reportaje realizado por el periodista Alexander Clapp, y publicado en The Economist explica cómo Ecuador pasó de ser un modelo de estabilidad en la región a convertirse en uno de los países más mortales del mundo en menos de una década.
Ecuador, un país que en la última década fue considerado uno de los modelos más estables y seguros de Sudamérica, ha sido transformado profundamente por la expansión del narcotráfico, convirtiéndose en un escenario de violencia incontrolable y corrupción generalizada. Este fenómeno ha sido documentado en un impactante reportaje realizado por el periodista Alexander Clapp, respaldado por el Centro Pulitzer y publicado en The Economist. En su trabajo, Clapp profundiza en cómo la cocaína ha moldeado el país, destruyendo su estabilidad social, política y económica.
Un país transformado por la cocaína
Clapp inicia su recorrido en Montecristi, donde los habitantes ya no temen por la acumulación de basura, sino por la de cadáveres. La creciente violencia ha transformado la vida cotidiana en muchas ciudades, donde los ciudadanos conviven con hechos de horror. Según el reportaje, los pobladores escuchan por la noche cómo llegan avionetas que traen dinero y se llevan cocaína, evidenciando el nivel de penetración del narcotráfico en la vida diaria.
El periodista visita varios lugares emblemáticos de esta crisis: los alrededores de la Penitenciaría del Litoral, donde se observan extorsiones a gran escala; la Nueva Prosperina, donde los niños son reclutados como sicarios; y la morgue de Guayaquil, colapsada por la acumulación de cadáveres. En Durán, uno de los lugares más violentos, Clapp informa que “un asesinato ocurre cada 19 horas”, destacando cómo el narcotráfico ha secuestrado partes del gobierno local y ha convertido a la ciudad en una de las más peligrosas del mundo.
Un contexto ideal para el narcotráfico
La ubicación geográfica de Ecuador, estratégicamente situada entre los mayores productores de cocaína del mundo, ha sido un factor determinante en su conversión en un narcoestado. El país cuenta con una red de puertos conectados por carreteras transitables, lo que lo convierte en un punto clave para las redes de narcotraficantes internacionales. Además, las Islas Galápagos, a solo 600 millas de distancia, sirven como estación de reabastecimiento y distribución para cargamentos de contrabando, mientras que su economía dolarizada y su creciente industria turística ofrecen oportunidades para el lavado de dinero ilícito.
Ecuador tiene, además, una infraestructura robusta para exportar productos agrícolas como el banano, lo que facilita la salida de grandes cantidades de droga disfrazadas en envíos legítimos. Con cuatro millones de toneladas de banano exportadas anualmente, el país tiene conexiones globales que los narcotraficantes pueden aprovechar para distribuir cocaína a diferentes mercados.
La crisis de seguridad y la incapacidad del Estado
A lo largo de su investigación, Clapp señala que la creciente violencia y la expansión del narcotráfico no pueden ser atribuidas a las políticas de un solo gobierno, sino que son el resultado de una serie de factores estructurales y de la incapacidad del Estado para enfrentar esta crisis. Las bandas criminales han logrado adaptarse rápidamente y operan con independencia de lo que haga o deje de hacer el gobierno ecuatoriano. Las fuerzas civiles, militares y policiales parecen no tener los recursos ni la estrategia adecuada para frenar este fenómeno.
En su reportaje, Clapp destaca la paradoja de cómo Ecuador pasó de ser un modelo de estabilidad en la región a convertirse en uno de los países más mortales del mundo en menos de una década. Las políticas nacionales e internacionales parecen no haber sido suficientes para frenar el poder de las organizaciones criminales que controlan importantes sectores del país.
Ecuador, ubicado en una región clave para el tráfico de cocaína, se ha convertido en un narcoestado en el que la violencia, la corrupción y la inseguridad son moneda corriente. El narcotráfico ha transformado su estructura social, política y económica, haciendo del país un lugar peligroso tanto para sus ciudadanos como para los turistas. La falta de control efectivo por parte del gobierno, sumada a la capacidad de adaptación de las bandas criminales, ha permitido que Ecuador se convierta en un centro de operaciones de los cárteles internacionales. La pregunta que queda en el aire es cómo un país con tantas posibilidades de crecimiento y estabilidad ha caído tan rápido en esta espiral de violencia y caos.
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