Con locales cerrados y miedo en el aire, la gobernadora del Guayas, Zaida Rovira, regresó este 17 de junio a la Bahía de Guayaquil, pero su presencia fue más simbólica que efectiva. La jornada arrancó con un desayuno de media hora junto al ministro de Inclusión Económica, Harold Burbano, y terminó con un recorrido de apenas 15 minutos. Mientras las autoridades comían, comerciantes lidiaban con nuevas amenazas del grupo delictivo Los Lobos BMW. Un panfleto dejado en un módulo advierte que si no colaboran, serán secuestrados o asesinados. "Ya algunos hemos pagado vacuna", dijo un comerciante bajo anonimato. A pesar de esto, Rovira defendió la estrategia del Gobierno, alegando que la presencia de las autoridades “devuelve la confianza”. Insistió en que la solución no llegará de inmediato y que también trabajan con enfoque social. Por su parte, el ministro Burbano explicó que están levantando información para diseñar programas de ayuda. Según la Policía, actualmente hay 60 uniformados patrullando el sector, incluyendo a pie, en moto, bicicleta y camioneta. La semana pasada se detuvo a cuatro personas, gracias a alertas ciudadanas. El teniente coronel Jaime Lara aseguró que la gente empieza a colaborar de nuevo, pero aún se respira tensión. Comerciantes prefieren no hablar y muchos mantienen sus negocios cerrados. Aunque el Gobierno insiste en que la intervención combina seguridad y apoyo social, los resultados en la calle aún no convencen. Mientras tanto, la violencia y el miedo continúan marcando el ritmo de la Bahía, donde los recorridos oficiales se sienten más como visitas relámpago que como soluciones reales.