El gobierno de Donald Trump presentó conclusiones sobre el autismo y encendió la discusión pública. Trump afirmó que las embarazadas deberían limitar el uso de acetaminofén. El mandatario aseguró que el fármaco elevaría el riesgo de autismo cuando se emplea durante la gestación. El anuncio llegó tras meses de indagaciones lideradas por Robert F. Kennedy Jr. El presidente habló desde la Casa Blanca junto a Kennedy y pidió consultar a los médicos. Kennedy dijo que Salud y la FDA trabajarían para cambiar la etiqueta del medicamento. También mencionó recomendaciones para diferir o ajustar la vacuna de hepatitis B en recién nacidos. La ceremonia tuvo gran despliegue y reunió a figuras de la administración. Trump había adelantado la víspera que revelarían un anuncio “asombroso”. Prometió que se acercaban a una “solución” para el autismo. Los CDC reportaron que en 2022 uno de cada 31 niños de ocho años recibió diagnóstico de TEA. Investigadores explicaron que el aumento responde a más tamizaje y cambios en las definiciones. Especialistas insistieron en que la genética pesa de forma determinante en las causas. Científicos de EE. UU. y el Reino Unido cuestionaron el vínculo con Tylenol. Citaron un estudio sueco de 2,4 millones de nacimientos publicado en 2024 que no encontró relación. Voces médicas advirtieron que mensajes alarmistas pueden afectar la atención segura del embarazo. Exfuncionarios de los CDC criticaron la premura del proceso y pidieron rigor. La leucovorina apareció como opción a estudiar en cuadros con déficit de folato. Expertos pidieron cautela y alertaron contra expectativas irreales de “cura”. Activistas de salud pública señalaron que narrativas exageradas dañan la confianza. La administración dijo que ampliaría la investigación sobre factores ambientales y genéticos.