En un giro reciente en las relaciones internacionales entre México y Ecuador, la Canciller mexicana Alicia Bárcena expresó el miércoles 1 de mayo de 2024, su preocupación por la integridad física de Jorge Glas, exvicepresidente ecuatoriano. Esta declaración surge después de la audiencia en la Corte Internacional de Justicia, donde se trató el caso del asilo político otorgado a Glas y la posterior irrupción policial en la embajada mexicana en Quito.

El conflicto diplomático se agudizó tras la decisión de México de otorgar asilo a Glas, quien fue condenado en Ecuador por corrupción. La Canciller Bárcena, a través de sus redes sociales, criticó la irrupción de la policía ecuatoriana en la sede diplomática, calificándola de violación a la inviolabilidad diplomática que "podría sentar un peligroso precedente".

Durante la audiencia, el embajador de Ecuador ante Países Bajos, Andrés Terán, defendió la acción de su país, alegando que la embajada mexicana fue utilizada "erróneamente" para proteger a un criminal común. Según Terán, Ecuador ha proporcionado garantías escritas a México de que respetará y protegerá su personal y sedes diplomáticas, pese a las circunstancias del arresto de Glas.

Este caso ha capturado la atención internacional y plantea preguntas significativas sobre los derechos diplomáticos y el asilo político. La postura de México, que insiste en que el derecho de asilo se otorga para proteger a personas de riesgos vitales por motivos políticos, contrasta con la posición ecuatoriana que considera a Glas un criminal condenado por corrupción.

El resultado de esta disputa podría tener repercusiones duraderas en las relaciones diplomáticas entre los dos países y en la interpretación de las leyes internacionales sobre asilo y protección diplomática. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca, esperando una resolución que respete los principios del derecho internacional y la integridad humana.