Luego de más de 14 años de retrasos, escándalos y millones en juicios, la hidroeléctrica Toachi Pilatón finalmente arrancó. Desde el 1 de abril de 2025, el complejo empezó a operar comercialmente con una potencia total de 254,4 megavatios. Su construcción inició en 2010, en el Gobierno de Rafael Correa, y debió estar lista en 2014. Pero entre fallas de construcción, líos legales y contratistas que no cumplían, el proyecto se fue hundiendo. En total, el complejo incluye tres centrales: Alluriquín, Sarapullo y Mini Toachi. La central Alluriquín, la más grande con 204 MW, fue inaugurada oficialmente el 10 de abril. Sarapullo ya operaba desde marzo de 2023 y Mini Toachi arrancó este mes. Celec y el Gobierno aseguran que esta hidroeléctrica ayudará a superar la crisis eléctrica, que en 2024 dejó apagones de hasta 14 horas al día. Pero no todo está resuelto. El Estado enfrenta demandas por casi USD 291 millones por este mismo proyecto. La empresa rusa Tyazhmash, actual contratista, llegó a un acuerdo con el Gobierno para acelerar la entrega. Las fallas de la constructora china CWE obligaron a intervenir con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Las obras costaron USD 17,7 millones extra. Se corrigieron errores graves en túneles, presas y estructuras clave. Desde su arranque, Alluriquín ya ha generado más de 191 mil megavatios hora. Además, el complejo está en la cuenca del Pacífico, lo que ayuda cuando la Amazonía tiene sequías. Aunque es una central de pasada como Coca Codo Sinclair, hasta ahora los sedimentos no han sido problema. Hay sistemas especiales que evitan paralizaciones. A pesar de los años de espera, el Gobierno celebra el arranque como un paso importante. Pero quedan muchos pendientes legales y técnicos por resolver.