La tarde del martes 26 de agosto de 2025, vecinos de San Camilo en Quevedo alertaron a la Policía por un olor fuerte que salía de una casa, el hallazgo ocurrió en el sector Los Chapulos, donde una vivienda abandonada guardaba un secreto perturbador, un perro y un gato rasgaron tierra fresca y dejaron al descubierto una tumba improvisada, el dueño de los animales siguió los rastros y avisó a las autoridades al percibir el hedor creciente, agentes ingresaron y confirmaron restos humanos sepultados en el zaguán de la vivienda, el sitio estaba bajo el cuidado de un hombre llamado Pablo conocido como “Ozuna” desde hacía dos años, la víctima fue identificada como Robin Alexis Castillo Mairongo de 33 años, familiares informaron que Robin era cuidador de carros y vivía en la calle, padecía tuberculosis y otras enfermedades que deterioraron su salud hasta el desenlace, testimonios señalaron que sus últimos días los pasó junto a su amigo Pablo, él lo acogió en la casa y presenció su fallecimiento según los relatos recogidos en el lugar, al no obtener respuesta de la familia Pablo optó por sepultarlo en el mismo zaguán, cavó un hueco colocó el cuerpo y encendió velas como despedida, la Policía detuvo a Pablo para investigaciones al encontrar la fosa, horas después fue liberado cuando se confirmó que la muerte obedeció a causas naturales, el hermano de Robin indicó que llevaba 30 días desaparecido y que tenía problemas de adicciones, personal forense trasladó el cuerpo a la morgue de Quevedo para los exámenes correspondientes, más tarde sus familiares llevaron los restos a Esmeraldas para una sepultura formal, el caso conmovió a la comunidad quevedense y abrió un debate sobre pobreza y enfermedad, vecinos y comerciantes recordaron a Robin como trabajador y destacaron la lealtad de Pablo en medio de la precariedad.