¿15 días para el adiós del correísmo?


En este Ecuador de sorpresas constantes, donde la política es casi un reality show, la campaña presidencial entra en su recta final, y parece que los estrategas de la Revolución Ciudadana están a punto de perder la brújula. Menos de dos semanas nos separan de las urnas, y todo apunta a que el correísmo podría perder, no solo la presidencia, sino hasta la mayoría legislativa.
Hablemos claro: la historia nos ha enseñado que en las últimas semanas de campaña los "golpes de efecto" pueden cambiarlo todo. Recordemos cómo Guillermo Lasso le ganó a Andrés Arauz en 2021 con sus famosos zapatos rojos y un mensaje que, aunque simple, logró tocar fibras emocionales. O cómo Daniel Noboa, en la reciente primera vuelta, apeló al marketing más básico pero efectivo: los cartones de Noboa. Barato, sí, !creo!, pero parece que más eficiente que toda la maquinaria correísta.
¿Y ahora? Noboa, con su estilo de millennial tranquilo, ha jugado varias cartas durante esta campaña. No sabemos si todavía guarda un as bajo la manga, pero lo cierto es que, hasta ahora, ha hecho lo suficiente para mantenerse como favorito. Mientras tanto, los estrategas de Correa insisten en recetas caducas, repitiendo fórmulas de antaño que, francamente, ya no convencen; además de las luchas internas que cada vez son más, el reconocimiento a Maduro y los desaciertos en cada entrevista que dan; o Tweet que papaito publica.
El problema no es solo el discurso: es que no logran conectar con los jóvenes ni con ese gran segmento de ecuatorianos que ya no compran la Revolución. En un país con tantas crisis, su narrativa de “recuperar la década ganada” suena más a nostalgia que a solución.
¿Será que esta vez pierden en una sola vuelta? Si pasa, será un golpe histórico. Porque, al parecer, los ecuatorianos están más inclinados a darle la oportunidad a alguien sin el peso de los escándalos, sin la sombra de una década que, aunque tuvo sus logros, dejó muchas cuentas pendientes.
Quedan 15 días, y la distancia entre Noboa y Luisa González parece más grande que el túnel Guayasamín. En política todo puede pasar, claro, pero esta vez la sensación es diferente. Podríamos estar frente a un cambio de ciclo, o una sorpresa al guión del correísmo. Así como ganó Rafael Correa en 2006, ahora podría ser que el destino le entregue la banda a un nuevo Rafael Noboa, digo Daniel Noboa.
Las cartas están lanzadas, el suspenso está en el aire, y nosotros decidiremos en las urnas el futuro del país. ¿Será que el correísmo se despide de su reinado? ¿O tendrán un último truco escondido? Como diría cualquier ecuatoriano: “La plena, ya veremos."
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